Baños de naturaleza: shinrin-yoku

Baños de naturaleza

Todos sabemos, y desde hace siglos, lo bien que nos puede hacer sentir estar en la naturaleza. Pero, a día de hoy, nunca hemos estado tan lejos de fusionarnos con el mundo natural y tan divorciados del medioambiente.

Los olores de los árboles, los sonidos del bosque, la luz del sol jugando a través de las hojas, el aire fresco y limpio… qué gran sensación de comodidad. Alivio, relax y claridad mental: no es nada nuevo si te decimos que estar en la naturaleza puede restaurar nuestro estado de ánimo, devolvernos nuestra energía y vitalidad, a la par que refrescarnos y rejuvenecernos. Una terapia de bosque en toda regla.

En 1982, el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón le puso un nombre a este concepto y creó el término shinrin-yoku, que se traduce como «baño en el bosque» o «absorción de la atmósfera del bosque».

No hay un método a seguir, ni un destino u objetivo, aparte de notar y apreciar su entorno. Es algo tan sencillo como estar tranquila y en silencio, observando la naturaleza a tu alrededor mientras respiras profundamente y eres consciente del momento presente. Shinrin-yoku es como un puente porque al ponernos a su disposición, de forma automática se cierra la brecha entre nuestros sentidos y el mundo natural.

Pero… ¿hay justificación alguna desde el punto de vista científico de por qué este tipo de paseos nos hace sentir tan bien? Todo apunta a que necesitamos, sí o sí, verde en nuestras vidas.

Este color, la mezcla de azul y amarillo, se puede ver en todas partes y en innumerables tonalidades. De hecho, el ojo humano ve el verde mejor que cualquier color del espectro.

El espacio verde barre el planeta y antes de que aparecieran los rascacielos y los suburbios, nuestros antepasados residían en regiones boscosas llenas de vegetación.

Un estudio de 2016 encontró que vivir en o cerca de áreas verdes puede estar relacionado con una mayor esperanza de vida y una mejor salud mental en las participantes femeninas. Incluso algunos científicos e investigadores también creen que debido a que nuestros ojos están en la cima de su percepción para detectar las longitudes de onda correspondientes al color verde puede calmarnos y nuestro sistema nervioso puede relajarse al percibir este tipo de tono.

Por otra parte, los poseedores de este color, las plantas y los árboles, emiten una sustancia llamada fitoncida. Este aceite esencial protege las plantas y los árboles de insectos y gérmenes y sus propiedades antimicrobianas pueden influir en la inmunidad.

Y cómo no, respirar el aire del bosque aumenta el nivel de células asesinas naturales (NK) en nuestra sangre, además de afectar la función del sistema inmunitario, los fitoncidios mejoran el sueño, mejoran el estado de ánimo y la atención, y estimulan la creatividad.

De hecho, además de otras herramientas de manejo del estrés, los baños de bosque se están convirtiendo en un método de reducción del estrés cada vez más popular. Los psicólogos recomiendan la terapia forestal para disminuir el riesgo de enfermedades relacionadas con el estrés psicosocial.

Volviendo al plano de las sensaciones y emociones, los baños de bosque requieren una mentalidad diferente. Este proceso de regreso a la naturaleza puede llevarte a un estado elevado de conciencia sensorial y una sensación de tranquilidad. A los pocos minutos de situarse en un espacio verde, el cuerpo se relaja, la presión arterial se estabiliza, las hormonas del estrés disminuyen, la tensión muscular disminuye y los beneficios para la salud se activan.

En este post, no te vamos a dar consejos o cómo hacer un “mejor baño en el bosque”, sino te sugerimos algunas preguntas para guiarte y prestar más atención mientras caminas por él. Eso sí, apaga cualquier dispositivo antes de esta experiencia inmersiva para que puedas disponer de todos tus sentidos.

Una vez allá, pregúntate:

  • ¿Qué es lo que ves?
  • ¿Escuchas pájaros a tu alrededor?
  • ¿Qué tipos de árboles puedes reconocer?
  • ¿Puedes oír el crujido de las hojas y ramitas en el suelo mientras caminas?
  • ¿Eres capaz de apreciar y escuchar el silencio?
  • ¿Sientes tu cuerpo al caminar?
  • ¿Puedes inhalar y exhalar profundamente?
  • ¿Puedes sentir tu conexión con el bosque?
  • ¿Sientes paz?
  • ¿Tu tiempo sabe diferente desde que estás aquí?

En un mundo en el que estamos las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los efectos negativos de vivir una vida agitada tiene un impacto directo en nuestra salud y conexiones; y queda más que claro los baños de bosque nos ofrecen una salida beneficiosa para volver a la naturaleza y retornar a nosotras mismas.

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